La madurez que el niño tenga
en el momento de ingresar a la escuela, constituirá un elemento clave para su
desarrollo escolar posterior y para el aprendizaje durante los primeros años
básicos.
La madurez escolar implica
haber logrado un nivel determinado de desarrollo en ciertas funciones
psicológicas y físicas, que le permitirán lograr una adaptación y un
aprendizaje escolar sin dificultades y sin alteraciones.
El proceso de maduración y
desarrollo físico y psíquico se inicia en el momento de la gestación. No todos
los niños tienen siempre el mismo ritmo de maduración. Algunos presentan un
ritmo menor en ciertas áreas psicológicas, lo que impedirá que al ingresar a
primer año tengan el grado de madurez escolar adecuada para adaptarse con éxito
a la escuela.
Los aspectos maduracionales
de mayor incidencia para iniciar con éxito el aprendizaje escolar serían:
·
Funciones cognitivas básicas y psicomotoras
·
Inteligencia
·
Lenguaje
·
Madurez emocional y social
Un menor desarrollo en estas
áreas implica un desfase entre las exigencias escolares y la capacidad del niño
para satisfacerlas.
La madurez escolar debe ser
evaluada por la escuela en sus distintas áreas o aspectos. Si el niño no está
suficientemente maduro, no será razón para que quede excluido del sistema
escolar, sino que es motivo para que el docente haga un programa de
estimulación y ayuda para facilitar el desarrollo y maduración de las áreas más
atrasadas.
Este programa debe
realizarse simultáneamente en la escuela y en el hogar, de otra manera puede no
dar resultados adecuados.
Bibliografía: VALDIVIESO, Luis. “El niño y
la Escuela. Problemas de conducta y rendimiento escolar”. Santiago de Chile.
Editorial Universitaria, 1981. Capítulo 1: “El niño y sus dificultades
escolares”.
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